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Roberto Miguel, capellán de Moffitt

Ciertas épocas del año, como los festivos especiales o los cumpleaños, nos presentan otro reto: cuidar de quienes se sienten tristes por la muerte de un ser querido. Estas personas sienten más el dolor en estas ocasiones especiales. Aunque el duelo es, por naturaleza, una tarea solitaria, durante él se requiere la ayuda de otras personas. El distanciamiento social por la COVID-19 dificulta recibir ayuda, pero hay formas en que las personas en duelo, así como sus familiares y amigos, pueden salvar este escollo.

Si no es posible estar presente en persona, hágalo por medios virtuales en videollamadas, llamadas telefónicas, mensajes por correo electrónico o tarjetas con palabras de amor y afecto. Hagan planes de ver películas o de comer juntos aunque estén en lugares distintos. A las personas religiosas les pueden servir la oración en familia y los oficios religiosos virtuales. Es importante entender que los sentimientos como la tristeza y la ira son normales después de la muerte de un ser querido y que no es necesario añadirles culpa. Aceptar estos sentimientos es un acto de amabilidad y compasión.

Darle tiempo y espacio a esa persona para que viva el duelo puede consistir en escucharla y en ofrecerle ayuda con las tareas cotidianas que a ella le parezcan más difíciles, como hacer las compras, lavar la ropa o colaborar con la limpieza. Enviarle su comida favorita a domicilio también es una expresión de afecto.

Reunirse con ella por medios virtuales para recordar a la persona que falleció y para reír y llorar juntos puede transformar la vida del fallecido en un recuerdo preciado. Si las honras fúnebres no fueron posibles debido a la COVID-19, se podría organizar una ceremonia virtual conmemorativa.

Si desea hablar con un capellán, llame al (813) 745-2856.