Skip to nav Skip to content
Amy

Amy Bondon

"Sentía la obligación de retribuir en algo el amor esperanzador, el apoyo, la consideración y la empatía que todo el equipo de Moffitt me dio."

La mayor parte de mi vida he sido autosuficiente. Soy trabajadora autónoma y me siento a gusto sola. En enero de 2019 vine a Florida desde Nueva Jersey, como todos los años. Estaba ansiosa por disfrutar del sol. Recuerdo que el primer día sentí el sol en la cara mientras recorría 30 millas en bicicleta por la Florida Greenway. Tenía buena salud y me sentía feliz. Nunca se me hubiera ocurrido que dos días  después estaría en la sala de urgencias con un dolor insoportable.

Siempre había podido cuidarme sola, y era desconcertante estar en una situación en que ya no era así. Pasé unas semanas muy duras, llenas de dolor, sin poder comer y con muchos análisis médicos. Al cabo del tiempo llegué a Moffitt con la preocupación de que tenía cáncer de cuello uterino y necesitaba operarme de inmediato.

El día de la operación estaba asustada. Nunca había estado enferma u hospitalizada, ni había recibido anestesia. Al despertar de la operación me dijeron que mi caso era más complicado de lo previsto, y me dejaron en observación. El aparato digestivo se me paralizó. Nueve días después me operaron de urgencia; estuve muy enferma y muy sola por mucho tiempo. Por fortuna, mi fe profunda me sostuvo y me dio paz en medio de todo.

Soporté muchos tratamientos, operaciones y complicaciones que pusieron mi vida en peligro. En Moffitt no me sentí sola. Lo que hizo soportable mi recuperación fueron las conexiones increíbles que forjé con las enfermeras y los auxiliares médicos. Fue muy importante para mí que dedicaran tiempo a visitarme y a charlar conmigo. Llegué a conocer muy bien a estas personas. Un día, una enfermera sugirió que me ofreciera de paciente asesora. Yo estaba muy enferma en ese momento y no sabía en qué consistía ser paciente asesor, pero me quedé con la idea.

Cuando me recuperé, recordé ese consejo y averigüé cómo ser voluntaria del Programa Consultivo de Pacientes y sus Familias. Sentía la obligación de retribuir en algo el amor esperanzador, el apoyo, la consideración y la empatía que todo el equipo de Moffitt me dio. Como paciente asesora tendría la oportunidad de relacionarme con otras personas que también habían tenido cáncer. A pesar de estar casi siempre sola, heredé de mi padre la facilidad de expresión. Me encanta conocer personas y oír sus relatos, que me derriten el corazón y me motivan.

Ahora que han pasado casi cinco años del tratamiento, paso el tiempo visitando pacientes en los consultorios y los pisos de hospitalización de Moffitt. Estoy muy agradecida de estar en una situación en la que puedo aprovechar mi experiencia para brindar compañía, apoyo y aliento a otras personas que pasan por un momento difícil. Ser voluntaria en Moffitt es la alegría de mi vida.

¿Ha tenido cáncer o ha cuidado a una persona con cáncer? ¿Le gustaría corresponder en algo, como Amy? Escriba PatientAdvisors@Moffitt.org o llame al (813) 745-2963 para enterarse del Programa Consultivo de Pacientes y sus Familias.

Esta historia se publicó originalmente en el boletín informativo ENLACES. Visite Moffitt.org/Enlaces para leer más historias y más información.